ALFONSO MONTESERÍN/
13-9-2004 10:28:34
Andrés Pérez Domínguez
Cuando Europa vibraba por la convulsión de una segunda guerra, cuando se gestaban mitos como el de Olga Chejova - actriz fetiche de Hitler y supuesta espía de Stalin-, cuando España bullía convertida en un nido caliente de espías... en el paréntesis histórico en el que ocurrían estos hechos se ubica y se inspira «La clave Pinner» (Roca Editorial). Juego de espionajes velados y triángulos amorosos obtusos, la esencia de esta novela presenta reminiscencias a novelas clásicas al uso de «El espía que surgió del frío» (Le Carré) o «La isla de las tormentas» (Follett), ambas pertenecientes a un género con el que Pérez Domínguez se inicia en el terreno de la novela larga.
Premiado con 50 galardones literarios, entre los que se encuentra el prestigioso «Premio Internacional de Cuentos Max Aub», a este escritor sevillano casi se le puede considerar pionero de este tipo de literatura en España, ya que «no abundan escritores que hayan tratado este género, y es la primera vez que se acerca al público la II Guerra Mundial desde un prisma español».
Intrigas bélicas
La seducción propia a la imaginación y el realismo que aporta el dato histórico sirven para gestar el entramado de «La clave Pinner». En la primavera de 1943, el MI6 monta la operación «Mincemeat», una de las mayores farsas de la guerra, que busca un golpe de efecto sobre los ejércitos totalitarios. El señuelo, un falso cadáver de un piloto de la RAF abandonado en costas de Huelva que porta documentos que hacen prever un inminente ataque aliado en Francia. El desembarco, sin embargo, tuvo lugar en playas sicilianas, ante la sorpresa de las potencias del eje.
A partir de estos mimbres -un suceso histórico que Pérez Domínguez «conocía» y que le «resultaba muy interesante»- este autor teje su propia ficción, un relato articulado en torno a la figura de un antiguo espía, Gordon Pinner, chantajeado por el MI6 para que controle en Sevilla a Miguel Carmona, amigo del pasado, y del que se sospecha que puede comprometer la operación secreta. Para Pinner, el encargo supone un regreso a sus orígenes, oportunidad de rendir cuentas con sus recuerdos y de convertirse en vértice de un complicado triángulo amoroso. La España de posguerra se presenta así como escenario donde se deciden claves de gran importancia en el devenir de la guerra.
¿Espías en España?
La ambientación en Sevilla -aunque también se visita París, Londres o Praga-, obecece a su «cercanía con el lugar donde se descubrió el cadáver del falso aviador». Al mismo tiempo, la ubicación de la trama en la orografía española se corresponde con una realidad casi desconocida. Durante la guerra se amparaban en territorio nacional multitud de espías del bando aliado y alemán. Las miradas de toda europa llegaban más allá de los Pirineos: «El papel geográfico de España era fundamental como paso fronterizo hacia África. Además, se quería saber si Franco finalmente iba a alinearse con Hitler», explica Pérez Domínguez.
A pesar de que el autor huye de etiquetas -«no es una novela histórica, es una novela sobre la gente de a pie y sus pequeñas miserias»-, la gestación de la obra ha seguido un escrupuloso proceso de documentación que sirve de telón de fondo al relato y a los personajes. Los datos presentes en la novela forman parte de un momento histórico muy concreto que para Pérez Domínguez «era intocable como autor». No existe, sin embargo, una vocación historicista que pudiera llegar a ahogar la trama. «Lo importante es que el lector se interese por la historia. Es fundamental que los personajes parezcan de carne y hueso, que el lector pueda identificarse con ellos, o entenderlos al menos».
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